2 oct 2022

María de Toledo, Virreina de las Indias

Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, pero se sabe que fue alrededor de 1490. Su padre, Fernando Álvarez de Toledo, era Comendador mayor de León, señor de Villorias y Halconero mayor del rey Fernando II. Su madre fue María Rojas y Pereira.

María de Toledo era sobrina del segundo duque de Alba (quien a su vez era primo hermano de Fernando II). Fue el duque quien consiguió permiso real para que María se casará con Diego Colón en 1508. Tras el casamiento, el duque de Alba intercedió ante el rey por el esposo de su sobrina. En ese mismo año empiezan los famosos Pleitos Colombinos, por los cuales la familia de Cristóbal Colón reclamó los privilegios obtenidos por el descubridor, fallecido en 1506. Sin duda, la posición de Diego se vio fortalecida por su enlace con María Toledo; el 8 de agosto fue nombrado gobernador de las Indias por el rey Fernando, aunque sin título de virrey. El rey también agregó que el nombramiento sería durante "el tiempo que mi merced e voluntad fuere". Diego no quedó satisfecho, pues consideraba que el cargo le correspondía a perpetuidad, e inició un pleito contra la Corona que duraría toda su vida y sería continuado por su esposa. Fray Bartolomé de las Casas nos proporciona una descripción de Diego Colón, a quien conoció muy bien:

Fue persona de gran estatura, como su padre, gentil hombre y los miembros bien proporcionados, el rostro luengo y la cabeza empinada, y que representaba tener persona de señor y de autoridad. Era muy bien acondicionado y de buenas entrañas, más simple que recatado ni malicioso; medianamente bien hablado, devoto y temeroso de Dios y amigo de religiosos, de los de San Francisco en especial, como lo era su padre, aunque ninguno de otra orden se pudiera dél quejar y mucho menos los de Santo Domingo. Temía mucho de errar en la gobernación que tenía a su cargo; encomendábase mucho a Dios, suplicándole lo alumbrase para hacer lo que era obligado.
Diego Colón

Después del nombramiento, María viajó junto con su esposo al Nuevo Mundo, siendo una de las primeras personas de la alta nobleza que atravesaba el Atlántico. Iba acompañada por un grupo de damas, formando así una pequeña corte en la capital de las Indias; de hecho, ella se encargó de trasladar el boato de la corte castellana a las Indias. 

Partieron de Sanlúcar de Barrameda un 3 de junio de 1509 y llegaron al puerto de Santo Domingo el 9 de julio. En la flota viajaban sus tíos, Bartolomé y Diego, su hermano, Hernando, y su esposa. La llegada del nuevo gobernador fue recibida con grandes fiestas y alegría, pero días después, la ciudad fue azotada por un terrible huracán.

Una de las primeras acciones de Diego fue destituir a Nicolás Ovando como gobernador y a su gente. El 5 de mayo de 1511, Diego fue reconocido como virrey de las Indias. En 1515, Diego se vio obligado a viajar a Castilla, resultando una ausencia de cinco años,  “dejando a su mujer doña María de Toledo, matrona de gran merecimiento con dos hijas en esta isla. Entretanto, quedaron a su placer los jueces y oficiales, mandando y gozando de la isla, y no dejaron de hacer algunas molestias y desvergüenzas a la casa del Almirante, no teniendo miramiento en muchas cosas a la dignidad, persona y linaje de la dicha señora Doña María de Toledo”, cuenta Las Casas. No fue una tarea fácil, pues tuvo que enfrentarse a los partidarios del anterior gobernador, Ovando.

En 1518, María hizo un breve viaje a Sevilla, donde se reunió con su marido. En noviembre de 1519, bautizaron a su hija María en la parroquia del Salvador de Sevilla. De este matrimonio nacieron siete hijos: Felipa, María, Juana, Isabel, Luis, Cristóbal y Diego. En 1520, Diego Colón regresó a las Indias, pero tres años después el emperador Carlos lo obligó a regresar a España. 

Alcázar de Colón en Santo Domingo

Diego falleció en 1526. Su testamento fue abierto el 2 de mayo de ese año, en cual nombraba albacea a la virreina, a Juan de Villoria y al dominico fray Domingo de Betanzos. Además, su viuda quedaba como tutora de sus hijos y usufructuaria de los bienes. En 1530, María viajó a España con el fin de proseguir con los Pleitos iniciados por su marido. En los meses siguientes casó a su hija Isabel con Jorge de Portugal, quien contaba con el cargo vitalicio de alcaide de los Reales Alcázares y conde de Gelves. María permaneció catorce años en España, defendiendo los derechos de sus hijos. 

En 1536, las partes se sometieron al laudo dictado por el obispo García de Loaysa, presidente del Consejo de Indias, y de Gaspar de Montoya, Consejero de Castilla. Se confirmó el cargo de almirante a perpetuidad para los Colón, pero suprimiendo el de virrey y gobernador de las Indias. También se otorgó a perpetuidad el cargo de alguacil mayor de Santo Domingo. Se constituyó el señorío colombino con el marquesado de Jamaica (con jurisdicción en toda la isla) y el ducado de Veragua (con veinticinco leguas cuadradas en dicho territorio). Se concedieron 10.000 ducados en rentas anuales a los Colón y una renta anual de 500.000 maravedís a las hermanas del ahora almirante Luis Colón, María y Juana. Para el menor de los hermanos, Diego Colón, se otorgó el hábito en la Orden de Santiago y fue nombrado paje del futuro Felipe II.

Después de que se emitió el laudo, María se encargó de que los restos de su marido y su suegro fuesen trasladados a Santo Domingo. No está claro si le fueron entregados desde 1536 o si fue hasta 1544, cuando regresó a las Indias. Lo cierto es que ella realizó todos los trámites, con el fin de cumplir con las cláusulas del testamento de su esposo. La familia Colón obtuvo del rey una concesión de la capilla mayor de la Catedral de Santo Domingo para enterramiento perpetuo del descubridor y sus sucesores.

En 1544, después de catorce años, regresó a Santo Domingo, donde María encontró que su hacienda había sufrido robos. Murió el 11 de mayo 1549 en Santo Domingo. Fue enterrada en la capilla mayor de la catedral dominicana. Ordenó que su cuerpo fuera enterrado con el hábito de San Francisco y no en la misma sepultura de Diego, sino debajo de él, en el suelo de la capilla. Pidió una sepultura llana y sin fausto. 


Fuentes:

Arranz Márquez, L., María de Toledo y Rojas, en Real Academia de la Historia, disponible: https://dbe.rah.es/biografias/35548/maria-de-toledo-y-rojas

Marquez de la Plata, V. (2018) Damas ilustres en la historia de España, disponible: https://books.google.com.mx/books?id=GgmMDwAAQBAJ&lpg=PP1&dq=Vicenta%20M%C3%A1rquez%20de%20la%20Plata&pg=PP42#v=onepage&q&f=false

Maura, J. (2002) Adelantadas, virreinas y aventureras en los primeros años de la conquista de América, disponible: https://parnaseo.uv.es/Lemir/Revista/Revista6/Maura/Maura.htm




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