12 ago 2020

¿Catalina de Aragón mintió respecto a la consumación?


The Shadow of the Tower (1972) 
Un dato curioso: los actores que interpretan a Catalina y Arturo tenían diecisiete en ese entonces, una edad muy cercana a la que tenían los príncipes.

El 14 de noviembre de 1501, tuvo lugar un evento importante para la casa Tudor. El príncipe Arturo, primer heredero de la dinastía, contrajo nupcias con la hija de los Reyes Católicos, Catalina de Aragón. La joven de dieciséis años entró a la catedral de San Pablo escoltada por su cuñado de diez años, Enrique. Después de una larga jornada de ceremonias y festejos, fueron llevados a una alcoba y acostados formalmente en compañía de cortesanos. Una noche de bodas como cualquier otra, que cobraría relevancia y controversia casi treinta años después. ¿Hubo consumación?

Uno de los argumentos a favor de que hubo consumación, es que los príncipes cargaban con el deber de concebir un heredero. Eso es cierto, pero, en el caso de Arturo y Catalina, ¿era una cuestión urgente? Antonia Fraser sostiene que, en estos matrimonios entre niños o aquellos entre la infancia y la adolescencia, no se le daba demasiada importancia al momento concreto de la consumación (Fraser, p. 54). Margarita Beaufort (quien dio a luz a los trece años) fue un caso excepcional, incluso para su época. Aunque las niñas podían casarse a los doce años, no se aconsejaba la consumación a temprana edad. 

Además, todo parece indicar que los padres de Catalina y Arturo no tenían prisa. Los príncipes de Gales no pasaban de los dieciséis; es muy probable que los reyes pensarán que tenían años por delante para llenar la guardería real. 
"En el caso de Arturo y Catalina, al parecer se convino que no había que precipitarse. Enrique VII e Isabel de York estaban ansiosos por proteger la salud del hijo; Fernando e  Isabel manifestaron que también se sentirían "más agradados que insatisfechos" si se posponía la consumación por algún tiempo, en vista de la "edad tierna" de Arturo. Esas fueron las instrucciones que recibió doña Elvira..." (Fraser, p. 55).
En 1497, pocos meses después de su boda, falleció el príncipe Juan, único hijo varón de los Reyes Católicos. Los médicos consideraban que se había debilitado debido a sus esfuerzos en la cama. Tenía diecinueve años, o sea, mayor que el príncipe Arturo. El mismo emperador Carlos, recordando la muerte de Juan de Aragón, se preocupó por el número de encuentros sexuales entre Felipe y su primera esposa. Por lo tanto, tiene sentido que ninguno de los padres tuviera interés en presionar al príncipe en esa cuestión.


Elvira Manuel (junto con el resto de damas) no solo juró que la princesa era virgen, también dijo que cualquier médico o comadrona podía examinar a la joven. Si estos hubieran comprobado lo contrario, doña Elvira se habría metido en serios problemas con los reyes.

Otro argumento a favor de la consumación (y creo que está un poco influenciado por la ficción histórica) es que la joven viuda tenía motivos para mentir porque creía que su destino era ser reina de Inglaterra. Esta afirmación me parece tambaleante, considerando el panorama histórico. La ficción le otorga a Catalina más agenda de la que realmente tuvo (al menos en su juventud); ella fue un peón político, igual que otros príncipes y nobles de su época, una hija obediente de Isabel y Fernando, subordinada a los intereses de Castilla y Aragón. Es verdad, se comprometió con el príncipe de Gales a temprana edad. Pero ella no tenía agenda personal en su matrimonio; todo era arreglado por sus padres. Si después de enviudar, admitían su boda con Enrique Tudor, ella debía obedecer. Lo mismo aplica si ordenaban su casamiento con un príncipe francés. 

Tenemos el ejemplo de Margarita de Austria, quien pasó su infancia en la corte francesa, pensando que algún día reinaría en ese país. Después de ese compromiso frustrado, se casó con Juan, el futuro rey de Castilla y Aragón. No obstante, acabó sus días como duquesa de Saboya. Otro ejemplo es el de las hijas de Eduardo IV, destinadas a casarse con príncipes extranjeros: de Francia, Dinamarca, Escocia, Borgoña y Aragón. Sin embargo, a excepción de dos que murieron jóvenes y una convertida en monja, terminaron casadas con ingleses. La política exterior podía cambiar de un momento a otro. 

¿Catalina necesitaba mentir para cumplir su deber como infanta? La respuesta es no. Tampoco Isabel y Fernando tenían la necesidad de crear una farsa en torno a la virginidad de su hija. Manuel de Portugal se casó con dos hermanas de Catalina; primero con la mayor, Isabel, quien le dio un hijo, y después con María. Esto fue solucionado con una dispensa y nadie objetó la legitimidad de la segunda unión.

Y sí, en 1529, lo que más le convenía a Catalina era negar la consumación. Pero en la década de 1500, no estaba diciendo lo más conveniente para su situación. Al no consumarse el matrimonio, su suegro no estaba obligado a mantenerla como princesa viuda.



De acuerdo con el testimonio de Anthony Willoughby, cuando el príncipe Arturo salió de su cámara por la mañana, pidió una copa de cerveza, pues esa noche había estado "en medio de España". También dijo: "Señores, es un buen pasatiempo tener una esposa". 

Amy Licence menciona que Arturo pudo haber creído erróneamente que había actuado lo suficiente como para liberar a su esposa de su virginidad. Por ejemplo, algún tipo de juego previo o una penetración superficial que no fue suficiente para romper el himen, dejándola técnicamente virgen. También es posible que haya experimentado una eyaculación precoz (Licence, 2016). Sin embargo, debemos tratar con pinzas tanto el testimonio inglés como el español. La historia del comentario jactancioso de Arturo surgió muchos años después, cuando era conveniente para la parte inglesa. Lo mismo en cuanto a los servidores españoles que afirmaron que el príncipe era enfermizo; no hay evidencia de esto último. 

Un comentario muy frecuente es que eran adolescentes, ambos atractivos y con las hormonas alborotadas. Sin embargo, bajo este supuesto, estamos comparando a un par de adolescentes del siglo XV con la juventud del siglo XXI. En esa época, no había educación sexual. Ellos apenas se entendían; aunque hablaban latín, pronunciaban distinto. Si Arturo y Catalina fueron incapaces de tener relaciones durante esos cinco meses (ya sea por timidez o falta de experiencia), no debió ser motivo de preocupación; les quedaba una vida por delante para intentarlo. Ya sabemos que eso no sucedió, pero en el momento nadie podía predecir que el príncipe moriría tan pronto.

Otro detalle es que Catalina concibió muy pronto cuando se casó con Enrique. Si realmente hubiese tenido relaciones con Arturo, probablemente habría quedado embarazada. De hecho, después de su boda con Catalina, el mismo Enrique se jactó de haber encontrado una esposa virgen. La respuesta de un detractor de Catalina sería "tal vez Enrique no tenía la suficiente experiencia como para saber si su esposa era virgen, por lo tanto, ese comentario no debe ser tomado en serio". En ese caso, ¿por qué deberíamos tomar en serio los de Arturo?

De Henry Nelson O'Neil (1846–48, Museos de Birmingham)

Catalina le contó a Campeggio que no había dormido en la misma cama con Arturo más de siete noches y que permaneció tan intacta e incorrupta como el día que dejó el vientre de su madre (Tremlett, 2010, p. 289). El 7 de noviembre, Catalina hizo una declaración en el palacio de Bridewell en presencia de William Warham, arzobispo de Canterbury, quien había presidido su matrimonio, y John Fisher, obispo de Rochester. Al hacer un juramento sobre los Evangelios de que había llegado virgen a su matrimonio con Enrique, rechazó la cláusula que se había insertado en el escrito de 1503 para permitir la posible consumación de su primer matrimonio. Aquellos que insertaron dicha cláusula lo hicieron "siguiendo la presunción de la ley y no lo que realmente sucedió" (Licence, 2016). Sin duda, ese "tal vez" en la dispensa solicitada por su padre le traería muchos problemas.

En esta cuestión, me inclinó por la versión de Catalina. Después de la anulación, ella declaró: "Preferiría ser la esposa de un pobre mendigo y estar segura del cielo, que reina de todo el mundo y tener dudas de ello por mi propio consentimiento". En su lecho de muerte también juró que había llegado virgen a su segundo matrimonio. No estaba dispuesta a condenar su alma por una corona. Defendió su posición real, porque lo consideraba justo y estaba tranquila con su conciencia. La del rey, en cambio, era bastante flexible. Tuvo que pedir una dispensa para casarse con Ana Bolena, debido a la relación carnal con la hermana de ella. ¿No se supone que era pecado? 



Fuentes:
Fraser, Antonia: Las Seis Esposas de Enrique VIII, Ediciones B, Barcelona, 2007.

Licence, A. (2016) Catherine of Aragon: An Intimate Life of Henry VIII's True Wife, Amberley Publishing Limited, disponible: https://books.google.com.mx/books?id=dLFNDQAAQBAJ&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false [08/07/20]

Tremlett, G. (2010) Catherine of Aragon: Henry's Spanish Queen. Faber & Faber. Disponible en: https://books.google.com.mx/books?id=0Y7l11rNrbIC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false [12/08/20]



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